El módulo de cámara principal del nuevo buque insignia de la compañía líder en tecnología de consumo, el Samsung Galaxy S5, incorpora un sensor ISOCELL CMOS de 16 megapíxeles. Salvo que estés «muy metido» en estos términos, probablemente no entiendas lo que significa todo esto, pero sí habrás podido ver que los resultados de la cámara del Samsung Galaxy S5 son sorprendentes. Por eso, en esta publicación vamos a explicarte cómo es el sensor ISOCELL CMOS de este teléfono inteligente.
Siempre se ha comentado que, simplemente por un problema de espacio, los teléfonos inteligentes y las tabletas tienen complicado alcanzar un nivel de calidad -en cuanto a las fotografías- similar a los dispositivos diseñados, desarrollados y aplicados únicamente a este campo: la fotografía. No obstante, con cada nueva generación de dispositivos -teléfonos inteligentes y tabletas- de gama alta los fabricantes nos muestran la evolución de sus módulos de cámara principal demostrando que la «fotografía móvil» tiene mucho que ofrecernos más allá de la «foto rápida».
El sensor ISOCELL CMOS de 16 megapíxeles del Samsung Galaxy S5
Siguiendo con lo que ya adelantábamos, no todo el mundo comprende qué es lo que ha cambiado en la tecnología de la cámara del Samsung Galaxy S5, pero sin embargo ya hemos tenido la posibilidad de ver cuáles son los resultados que puede alcanzar este teléfono inteligente con su cámara principal.
La nueva tecnología de Samsung, presente en sus sensores ISOCELL CMOS -el que incorpora el Samsung Galaxy S5- destaca porque cada píxel del mismo está contenido dentro de una celda y, al mismo tiempo, separado del resto de píxeles que lo componen. De esta forma, tal y como nos explica el propio fabricante en el vídeo que os ofrecemos a continuación, con este tipo de construcción en el sensor se evita que la luz se «mezcle». Esto quiere decir que la luz no pasa entre unos píxeles y otros, y como consecuencia se reduce el ruido de las tomas -capturas o fotografías- cuando la luz es escasa. Al mismo tiempo, estas celdas que «separan» unos píxeles de otros permiten un mayor control y dirección de la luz que reciben, de forma que la sensibilidad a esta misma es mayor, y los colores que se consiguen en las fotografías tomadas se acercan mucho más a los reales, los que podemos ver con nuestros propios ojos.