Como hemos comentado en repetidas ocasiones, la competencia en el sector de las tecnologías móviles cada vez se ha vuelto mayor. Hay más fabricantes, más operadores, más clientes con ganas de consumir, y todo eso conduce a que la lucha entre compañías sea cada vez más intensa, llegando incluso a rozar el límite de lo permitido, como ha sucedido en esa ocasión con Samsung.
Concretamente lo que ha sucedido es que las autoridades competentes de Taiwan han multado a Samsung con más de 340.000 dólares, en lo que supone una ejemplar sanción, porque en principio había pagado a bloggers y estudiantes para que escribieran comentarios negativos de HTC, con el objetivo de difamar y minusvalorar el trabajo que lleva a cabo la compañía taiwanesa.
La investigación, que ha sido llevada a cabo por la Comisión de Comercio de Taiwan, ha podido demostrar que Samsung, a través de una de sus unidades en este país, llamada Opentide, habría estado contratando gente para que escribiera cosas poco favorables en favor de HTC, y no solo eso, sino que también habrían estado quitando todos los rastros de comentarios negativos que hubiese sobre la empresas coreana.
Malos hábitos coreanos
Este hecho, que puede parecer aislado, debería ser algo que todos los fabricantes tengan en cuenta y no se vuelva a repetir en el futuro. Por la sana competencia, y para que todos tengan las mismas oportunidades en el mercado.
Porque el asunto este de las personas pagadas y los empleados de Samsung, que ocultaron su identidad al publicar sus informes de evaluación sobre el teléfono One, el modelo insignia de HTC, y que pusieron de relieve supuestos fallos en los dispositivos HTC, es algo que no debe ser el camino a seguir por las empresas tecnológicas en busca de vender más o llegar a más mercados.
Desde Taiwan, Samsung ha querido aclarar que se trata de un malentendido, y que lamenta las molestias y la confusión. Asimismo, está revisando todos sus planes de marketing, así como las estrategias publicitarias llevadas a cabo en Internet. Sin duda, se trata de un incidente del que todas las empresas sacarán sus conclusiones para que no vuelva a pasar en un futuro.