La demanda colectiva acusa a Apple y a algunas editoriales como Harper Collins, Simon & Schuster o Penguin, por ponerse de acuerdo y ser cómplices a la hora de subir los precios de los e-books, libros digitales, vulnerando las leyes antimonopolio. De ser cierto, los más perjudicados están siendo los usuarios finales que no pueden acceder a un mercado libre en sus precios.
La firma que representa a los consumidores contra Apple y sus socios editores es Hagen Berman. Según este despacho de abogados, las acusaciones demuestran que Amazon se convirtió en una seria amenaza para Apple y otros editores, y sobre todo, para la rentabilidad de sus negocios a largo plazo, y por eso conspiraron para crear un nuevo modelo de precios.
La demanda sostiene que Apple y sus socios editoriales mostraron una “profunda animadversión contra Amazon por su política de precios favorable a los consumidores”, un rechazo que incluso se recoge en el último libro publicado por Walter Isaacson sobre la vida de Steve Jobs. Es más, los abogados que han interpuesto la demanda alegan que las editoriales podrían haber arruinado esta industria al ofrecer los e-books a 9,99 dólares, mientras Apple, anticipándose al lanzamiento de su iPad 2, encontraba el camino de su iBookstore para poder competir con Amazon.
Todos contra Amazon
La solución de establecer un nuevo modelo de precios para los editores digitales, chocaba frontalmente con el modelo al por mayor que utiliza Amazon. Este nuevo modelo permitía a los editores fijar los precios de los libros digitales con mayores beneficios. Consecuencia, un aumento del precio del e-book, de entre el 30 y el 50 por ciento, para el consumidor final.
Es más, en la demanda se dice, que algunos editores amenazaron a Amazon con retirar sus libros de la tienda si estos no aceptaban el acuerdo para cambiar los precios. Esta nueva demanda en el terreno de la edición digital llega en un momento particularmente crítico para Apple que acaba de presentar, junto con sus socios editores, un plan de precios, “razonables”, para los libros de texto en Estados Unidos a través de su aplicación iBooks 2.
Lo que está claro es que el éxito de la demanda colectiva es probable que desbarate los nuevos intentos de Apple por hacerse un hueco en el mercado del libro digital, sobre todo porque el departamento de justicia norteamericano y la comisión de la Unión Europea están también investigando la posible violación de las leyes antimonopolio. Si estas acusaciones se prueban, Apple y los otros acusados se verían obligados a cambiar su modelo de precios y a gastarse mucho dinero en indemnizaciones, sin contar con el daño que haría a sus reputaciones y el freno que supondría a su entrada en el floreciente mercado de la edición digital.