Durante los últimos tres meses hemos tenido en nuestras manos el nuevo Motorola Defy: un móvil comercializado en exclusiva por Vodafone capaz de acompañar al usuario hasta los límites más insospechados, sin renunciar a las capacidades y potencia de un smartphone tradicional. S
Hace apenas un par de años que asistimos expectantes a la guerra de smartphones, dispositivos que antiguamente pertenecían a un nicho de mercado corporativo y exclusivo. Gracias a la llegada y popularización de Android, el sistema operativo mantenido y operado por Google, la batalla se extiende a todas las marcas. Sin embargo, a medida que un smartphone ha aumentado sus prestaciones ensamblando chips más rápidos o dotando de funciones que nunca antes imaginaríamos en un móvil, también aumenta proporcionalmente su fragilidad. Solo hay que ver como el mercado de accesorios de telefonía ha crecido a la par: con cada lanzamiento de un modelo nuevo salen carcasas o fundas destinados a para proteger la inversión que hacemos en el móvil (no nos engañemos, la mayoría de smartphones hacen un flaco favor a nuestro bolsillo).
Defy es el resultado de combinar ambos conceptos: potencia y resistencia. No es que sea el primero en su categoría; exiten muchos modelos que se han colgado la medalla de «teléfono resistente». Frente a estos, el Motorola Defy presenta un aspecto normal, cuando normalmente estamos acostumbrados a ver este tipo de modelos,con carcasas grandes, gomosas y aspecto exageradamente robusto. Pero sin duda se esconde un auténtico tanque bajo el disfraz de un smartphone normal y corriente.
Gran parte del diseño e imagen que desprende el dispositivo es culpa de su pantalla: 3,7 pulgadas y con una resolución de 854 x 480 pixeles (horizontal), debidamente protegido con un cristal Gorilla Glass de la empresa americana Corning. Este cristal es extremadamente resistente a ralladuras y roces, siendo tarea difícil conseguir marcarlo. Lo acompañan cuatro botones táctiles en la parte inferior de la pantalla (Menú, Portada, Atrás y Búsqueda).
La carcasa, tanto lateral como trasera, es un de un plástico extremadamente resistente, rematado con un recubrimiento que le da una sensación suave. Por los laterales, encontramos el botón de encendido y auricular (carcasa superior), y el conector USB en el lateral izquierdo. Estos últimos montan unas tapas que sirven de aislante frente a líquidos: el del USB es una pieza que gira sobre si mismo compuesto de un material más resistente, y el del conector de auricular es una sencilla pieza gomosa (ambas tapas son algo difíciles de manipular, pero suponemos que es necesario que el aislamiento sea perfecto).
La tapa trasera alberga en su interior la batería de 1500 mAh, una ranura para una microSD (2GB incluida) y la tarjeta SIM. Comparado con otros móviles, lleva un mecanismo de enganche y cerrado que, al igual que las tapas de los conectores, sirven para aislar correctamente los circuitos internos. Nuestra recomendación es que tengas buen ojo al montar esta pieza ya que, de no quedar debidamente anclado, puede entrar agua (y no quedaría muy bien querer demostrar que nuestro móvil es el más resistente a todos metiéndolo en un vaso de agua… y que no sobreviva la experiencia).
El teléfono cuenta con una cámara de 5,1 megapíxeles y autoenfoque, acompañado de un flash LED. En nuestras pruebas, los resultados son similares a otros móviles que montan cámaras de la misma gama: es preferible utilizar la cámara de día y no depender de ello en condiciones de poca luz. En cuanto a vídeo, el rendimiento es similar grabando imágenes a 30fps con resolución VGA.
El teléfono cumple el estándar IP67, calificación que certifica por una parte protección total frente al polvo (sellado totalmente), y además garantiza el funcionamiento del equipo tras una inmersión de agua no mayor a 1m de profundidad y durante 30 minutos. Olvídate de preocuparte si te tiran al agua con el móvil en el bolsillo, o si estás en un restaurante y se vuelca un refresco sobre la mesa. La única preocupación que debes tener es secar su carcasa para no mojar tu bolsillo.
El teléfono trae la versión Android 2.1 con la visualización blur de Motorola, y no sabemos de los planes que tiene preparado Motorola para actualizar. En cualquier caso, el rendimiento es muy bueno y seguramente mejore con próximas actualizaciones. Como mejoras sustanciales que Motorola ha incluido se encuentra el teclado Swype.
En cuanto a autonomía, el equipo presenta unos valores muy llamativos: en reposo total (sin realizar llamadas ni utilizarlo salvo para consultar la batería), supera la semana. Con un uso normal (llamadas, SMS y navegación ligera conectado a redes 3G) alcanza fácilmente el día y medio, y con un uso muy intensivo se hace necesario acercarlo al enchufe al final de la jornada.
Tras los dos meses de pruebas, el teléfono no presenta ningún desperfecto y sigue funcionando como si estuviera nuevo. Son numerosas las caídas y e impactos contra su pantalla (tanto intencionadas como no) sin que hayan propiciado desperfectos a la misma. La mejor prueba de esto está en la review que estáis leyendo: todas las fotos en detalle del móvil están hechas ahora y no cuando se nos entregó el teléfono. Tampoco han faltado las pruebas en vasos de agua, especialmente en restaurantes donde el resto de comensales mostraron su sorpresa e interés por el terminal.
Hace ya casi año y medio del lanzamiento del Motorola Milestone, 18 meses en los que la antigua Motorola (separada en dos divisiones desde comienzos de año, Motorola Mobility y Motorola Solutions) ha demostrado su nuevo rumbo en el terreno de la telefonía móvil. Los éxitos cosechados con el Milestone, Dext y otros modelos de la firma americana son el rumbo a seguir de este nuevo modelo que promete gustar a aquellos que llevan una vida más extrema y quieren seguir la moda de los teléfonos inteligentes.