Las ventas del Samsung Galaxy S han sido espectaculares, tanto como el rendimiento del propio terminal. Pero hay un punto que puede teñir de oscuro la buena fama adquirida por este completo smartphone: las actualizaciones. Si el paso a Android 2.2 Froyo no está siendo un camino de rosas, mucho menos lo será el cambio a la versión Android 2.3 Gingerbread.
Samsung Galaxy S ha revolucionado el mercado. Con una estupenda pantalla Súper AMOLED de cuatro pulgadas, un procesador Hummingbird de 1GHz de sobrada eficacia y unas especificaciones generales envidiables, este modelo ha conseguido ventas por millones. Ahora, sus dueños esperan que la compañía responda al mismo nivel con sucesivas actualizaciones del sistema operativo, Android.
El deber llama a la puerta
La fragmentación del sistema operativo de Google ha sido, y es, un tema de debate de amplias dimensiones. La alta frecuencia con la que los de Mountain View sacaban nuevas versiones de Android y los retrasos de los fabricantes, producidos en gran medida por las interfaces gráficas personalizadas, han tenido la culpa. Con una situación algo más pacífica, Samsung se enfrenta al juicio de millones de poseedores del buque insignia de la marca, al menos si finalmente decide no actualizar el Samsung Galaxy S a Android 2.3 Gingerbread. Desde que hace escasos días el buscador liberara el SDK de la última versión de su sistema, han empezado las preguntas en torno a si el potente teléfono conseguirá la nueva versión, cuando aún anda inmerso en el cambio a Android 2.2 Froyo.
Samsung responde, a medias
Con un “depende” Samsung ha salido al paso de la más que lógica pregunta acerca de la posible actualización del Samsung Galaxy S a Android 2.3 Gingerbread. Según la compañía, se realizarán test para comprobar la viabilidad de dicha mejora. Se tendrán en cuenta los requisitos del sistema y las limitaciones del terminal, entre otros factores. Quizás con estas declaraciones, el fabricante engloba a toda la gama de terminales Android, puesto que no cabe duda de que el Galaxy S puede ejecutar de forma estable la nueva versión, más cuando Google se ha pronunciado al respecto informando que las exigencias del software serán muy parecidas a las de Android 2.2 Froyo. Si nos atenemos a las palabras de Samsung y Google, podríamos dar por hecho la actualización. Además, la filial de La India ha mostrado signos más que evidentes de que el Update se llevará a cabo. Por último, y más evidente, es el hecho de que el Nexus S, el segundo terminal de Google, estrenará Gingerbread. Si analizamos su hardware, encontraremos una semejanza absoluta, puesto que ambos disponen de prácticamente los mismos componentes. No obstante, mucho nos preocupa que este proceso se demorará hasta bien llegada la primera mitad del 2011, una fecha que puede impacientar a muchos usuarios.