Stuart Hughes, famoso británico que convierte las últimas novedades tecnológicas en lujosas piezas solo aptas para coleccionistas, no ha tardado mucho en transformar la nueva tableta de Apple en un aparato caro y pesado con carcasa de oro de 22 quilates e incrustaciones en el logotipo con 53 diamantes de de 25,5 quilates.
Stuart Hughes, junto a su mujer Katherine, puso en marcha en 1971 un negocio que con el tiempo, ha encajado a la perfección dentro de un selecto grupo social pudiente en busca de exclusividad total. Su actividad consiste en convertir gadgets en exclusivas piezas donde predomina un diseño único con piedras preciosas y oro. Ya han pasado por sus manos aparatos electrónicos tan conocidos como las consolas de juegos Sony PS3 o Nintendo Wii, portátiles MacBook Air, reproductores mp3 como el iPod, teléfonos Nokia, Blackberry o el archiconocido iPhone.
Gold Supreme Edition
El nuevo producto de Apple no se ha librado de las famosas y llamativas transformaciones de este joyero de Liverpool. El modelo elegido, como no podía ser de otra forma, ha sido el tope de gama, un iPad 3G de 64GB. La firma británica no ha escatimado en gastos y se ha decidido a incrustar nada menos que 53 diamantes de 25,5 quilates en el logotipo en forma de manzana, emblema principal de Apple. Agárrate que vienen más curvas porque Hughes le ha puesto al iPad una carcasa de oro, sustituyendo a la de aluminio y que habría que comprobar si deja funcionar correctamente a la antena del 3G. Estas modificaciones le otorgan al iPad el sobrenombre de Gold Supreme Edition
Pieza de coleccionista
Tras esas modificaciones, el iPad se convierte en una pesada y cara pieza de coleccionista de más de dos kilos. Nada más saldrán al mercado 10 de estas tabletas a un precio nada despreciable, unos 189.000 dólares, que al cambio vienen siendo unos 153.000 euros. No creemos que los osados y vanidosos personajes que se vean tentados la utilicen para algo más que de adorno y/o para presumir se su estatus y poderío económico, porque salir con este tipo de objetos a la calle se nos antoja hasta peligroso.