No cabe la menor duda de que la actualización de las características técnicas del que puede convertirse en el Samsung Galaxy S6 Edge Plus frente al actual S6 Edge será un componente importante a la hora de augurar un nuevo éxito comercial de Samsung. Sin embargo, y a modo personal, creemos que por encima de la evolución técnica que pueda sufrir el equipo existen otros motivos para la explosión de las ventas de este futuro phablet. Sí, nos referimos obviamente a la pantalla y su atractiva curvatura lateral, pero te exponemos con detalles el encanto que puede suponer para el usuario este concepto.
Samsung coqueteó con la tecnología que daba forma a las pantallas Samsung Youm en octubre de 2013, cuando lanzó comercialmente el primer smartphone con pantalla curva – y flexible-, el Samsung Galaxy Round. Realmente fue un experimento comercial reducido al mercado surcoreano, pero puede considerarse el germen del actual Samsung Galaxy S6 Edge. No obstante, tampoco podemos obviar el papel desempeñado por el Samsung Galaxy Note Edge. Éste fue realmente el precursor del concepto de pantalla con bisel curvo. El S6 Edge es una vuelta de rosca más que actualmente se acerca mucho a las ventas de su hermano de gama, el Samsung Galaxy S6. Estos resultados han pillado desprevenida a la marca, que se ha visto obligada a aumentar la producción del modelo a pesar de que, debido a su mayor precio –el más económico parte de los 849 euros- se esperaba que su acogida en el mercado no fuera tan elevada.
Una estética que rompe con lo tradicional
Y es que el concepto ha encajado en el mercado. Del mismo modo que sucediese con el Samsung Galaxy Note, que se convertía en el precursor del segmento de los phablet, puede suceder algo similar con el próximo Samsung Galaxy S6 Edge Plus. Y creemos que el efecto puede verse potenciado más si cabe respecto al experimentado por el lanzamiento del Samsung Galaxy S6 Edge. ¿Por qué? Desde nuestro punto de vista, la estética del equipo ha enamorado a primera vista a muchos usuarios. Podríamos decir que por encima de las prestaciones y concepto que supone el integrar esos dos bordes curvos en la pantalla, el diseño ha sido una de las bazas de Samsung.
Sin embargo, en el caso del Samsung Galaxy S6 Edge Plus habrá más motivos para adorar aún más esa sexy y atrevida pantalla curva. Seguirá existiendo el componente emocional. Son muchas las personas que, al ver algo tan novedoso e impactante como el bisel curvo de la pantalla, se estremecen. No en vano, es un diseño exótico poco habitual y como tal, obliga a fijar la atención de una gran mayoría. Este patrón de conducta ya es por sí solo un condicionante para que los usuarios opten por comprar un smartphone de tales características. Salvando las distancias, podríamos comparar ese efecto de atracción con el que en su día creó la primera generación del iPhone. Todo el mundo quería un móvil que se podía utilizar pulsando una serie de iconos sobre la pantalla…
Pura ergonomía
Y aquí llega otro de los principales motivos por los que el Samsung Galaxy S6 Edge Plus puede triunfar. Tal vez en el Samsung Galaxy S6 Edge no sea apreciada en su justa medida, posiblemente porque las 5.1 pulgadas deslucen su utilidad. Sin embargo, en un equipo cuya pantalla se estima en 5.7 pulgadas (como la del Samsung Galaxy Note 4), el concepto de pantalla curva supone un atractivo que va más allá de la estética. Y es que una de las utilidades de la sección curva de la pantalla es la de integrar una serie de iconos de acceso directo a aplicaciones del sistema. Un carrusel que, por si no fuera poco, es deslizante y amplía sus beneficios. ¿Cuáles? Más allá de las funciones de notificación, los que surgen del mero hecho de proporcionar un acceso directo tan cercano a los dedos de tu mano, y eso es mucho decir en un phablet. Debemos recordar que uno de los motivos de rechazo de este tipo de teléfono móvil, además de la incomodidad y frustración que puede causar el guardar en el bolso un dispositivo cuyas dimensiones de la carcasa son superiores a la media, es la dificultad para manejar la interfaz. Esa que nos arrastra a utilizar el móvil con las dos manos. Un problema de ergonomía. Sin embargo, este acceso directo de aplicaciones –el usuario decide cuáles seleccionar dentro de las permitidas por la marca- permite acceder a los ajustes del sistema y las apps más usadas con un leve movimiento de dedo. Este plus no es apreciable en el S6 Edge, repetimos, debido a las 5.1 pulgadas de su pantalla, un tamaño “estándar” actualmente, pero en un display por encima de las 5.5 pulgadas empieza a convertirse en una característica muy a tener en cuenta.
Sí. Habrá quien argumente que ya existen opciones mediante software que permiten integrar una banda de aplicaciones en el lateral de la pantalla. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, en conjunto, el efecto no es el mismo. Y es que además de ese componente estético, también podríamos considerar otro factor psicológico. En este caso Samsung, el fabricante juega con la mente del usuario al dividir la superficie frontal del equipo en dos pantallas. El usuario no percibe la banda de iconos como software intrusivo que reste superficie a la “pantalla principal”, tal y como sucede con la introducción de los botones táctiles virtuales en la propia interfaz del sistema operativo (con los Nexus como gama pionera). De hecho, volvemos a apelar a la ergonomía, porque el diseño de la curvatura de este tipo de display está pensado para que el usuario acceda a esta zona de forma rápida y la pulsación sobre la misma sea natural, sin esfuerzos.
Software adaptado
A todo esto deberíamos sumar el beneficio adicional que entraña la «segunda pantalla» dado que se espera que los desarrolladores creen apps especialmente adaptadas para sacarle partido, algo que se produciría de forma gradual a medida que este tipo de terminales aumenten en el mercado y, por ende, supongan un atractivo adicional para los creadores de software. Y a este respecto, el Galaxy S6 Edge ya ha dado el pistoletazo de salida.