Primero Nokia, con el Lumia 1020, y después Sony y LG con los Xperia Z1 y G2 han puesto el listón muy alto con cámaras sencillamente espectaculares. Ante estas circunstancias Samsung se verá obligada a echar el resto con el Samsung Galaxy S5, que integraría una cámara con estabilizador óptico y sensor de 16 megapíxeles. Sin embargo, aún se desconoce si el fabricante del sensor será la propia firma o quien ha provisto de sensores en los últimos modelos, Sony.
Desde que se propusiera el mes de febrero como fecha de presentación, empiezan a conocerse de forma más detallada las posibles características técnicas del Samsung Galaxy S5. Y es que si la firma quiere cumplir con los plazos debe acelerar el desarrollo del equipo. Los últimos rumores ponen de manifiesto que el S5 tomará como diseño la carcasa del Samsung Galaxy Note 3, con un acabado en polipiel. En la parte técnica, además de los detalles técnicos del procesador, la cámara es otro de los elementos que más repercusión genera.
Un avance imprescindible
Desde hace meses se sabe que Samsung optará por un sensor de mayor resolución, tanto como 16 megapíxeles. También dejará atrás el estabilizador de imagen digital para dar paso a una tecnología mucho más precisa, la estabilización óptica. De hecho, son características que prácticamente se podrían confirmar a tenor de que la competencia ya ha incluido estas especificaciones en modelos que actualmente rivalizan con el Samsung Galaxy S4, por lo que es un movimiento obligado. Dentro de esta estrategia, los planes de Samsung son los de ofrecer un sensor que se iría hasta los 16 megapíxeles, con especificaciones más acordes a la tecnología PureView de Nokia y las prestaciones de los sensores Exmor RS de Sony.
ISOCELL o Bionz
Según podemos leer en el medio asiático Etnews, Samsung iniciará las primeras pruebas de este componente a principios de noviembre. Sin embargo, no será tarea sencilla puesto que el portal digital desvela que aún no hay certeza en quién será el que fabrique el sensor. Existen dos posibilidades. Por un lado puede que Sony siga siendo el distribuidor de tan delicado componente, tal y como ya hiciese con el incluido en los Samsung Galaxy S4 y Samsung Galaxy Note 3. No obstante, la firma surcoreana estaría valorando la posibilidad de que sean fabricados en sus propias instalaciones. Esta decisión tendría un doble efecto. El primero es restar protagonismo a Sony, uno de los fabricantes más destacados en este tipo de componentes. El segundo es que si el sensor fuera de origen Samsung, la marca tendría mayor margen económico, con menores costes. De hecho, ya se especula en la implantación de una nueva tecnología propietaria en el procesado de imágenes, ISOCELL.