Luke Geissbühler y su hijo de siete años se han convertido en verdaderos héroes en la Red tras colgar en Vimeo un resumen del vídeo que inmortalizó el ascenso y posterior descenso de un iPhone 4, ayudado por un globo atmosférico, a 30 kilómetros de la superficie terrestre. Un experimento con unas cuantas horas a la espalda para que todo saliera según lo previsto y que ha reportado unas bonitas imágenes del viaje al espacio del teléfono de Apple. No te pierdas los detalles, verdaderamente sorprendentes.
El iPhone 4 ha sido noticia por muchos motivos, pero el último de estos rompe radicalmente con la monotonía de los conocidos errores de diseño, cifras de venta o todo lo que se le aproxime. En esta ocasión, el iPhone 4 ha sido el protagonista de excepción de un trayecto ascendente hasta la estratosfera, a unos 30 kilómetros de la Tierra. La repercusión mediática a nivel mundial del vuelo «espacial» y las continuas felicitaciones que reciben a diario han sorprendido gratamente a los artífices de tal logro.
Un vuelo estudiado a conciencia
Luke Geissbühler, de 40 años y afincado en Brooklyn (Nueva York), dedicó ocho meses de estudio antes de lanzar el iPhone a la aventura en su viaje a la estratosfera. Este fotógrafo de profesión, con su hijo como principal motivación, contó con la inestimable ayuda de su hermano Felipe, físico en Boston. Juntos analizaron factores como el viento, la temperatura y la trayectoria prevista para la «nave». También tuvieron en cuenta la seguridad, puesto que al sobrepasar la cota de altura de vuelo de los aviones comerciales (entre los 9000 y 12000 metros) siguieron las normas de la Administración Federal de Aviación, (FAA, del inglés Federal Aviation Administration) para globos no tripulados. Estas normas estipulan que el peso final del conjunto no debe rebasar los 1,8 kilogramos y ser lo suficientemente frágil como para que en caso de choque con un avión, éste no corra riesgo alguno. El peso registrado en este caso fue de menos de medio kilo. Además, se sucedieron varias pruebas de vuelo antes del día final.
Fabricando la aeronave
De forma paralela, se llevó a cabo la construcción del conjunto. Un globo meteorológico, el iPhone 4, una cámara y una cápsula para proteger los circuitos electrónicos de estos últimos de las bajas temperaturas de hasta 60 grados centígrados bajo cero son los elementos básicos del experimento. Aunque en muchas páginas web se ha dado por hecho que el iPhone ha sido el encargado de grabar las imágenes con su sensor de 5 megapíxeles, lo cierto es que esa función ha recaído sobre la cámara GoPro Hero, especializada en situaciones extremas, como la práctica de deportes de riesgo al aire libre. En realidad, el iPhone solo ha servido para localizar por GPS a la aeronave. Eso sí, se necesitó instalar la aplicación de rastreo InstaMapper. La cápsula protectora utilizada a modo de fuselaje resultó ser un recipiente de comida rápida tailandesa modificado, compuesto en su mayoría de polietileno. Como apoyo extra para combatir el frío, se impregnaron las paredes interiores con un aerosol aislante y se alojaron en el interior de la cámara resultante productos químicos como fuente de calor.
El lanzamiento
Finalmente, Luke Geissbühler y su hijo lanzaron el iPhone 4, amarrado al globo aerostático, desde un parque de Newburgh, lugar idóneo por su baja densidad de vuelos comerciales. En el momento en que dieron libertad al globo, el helio hizo el resto propulsando al paquete a una velocidad de 7 metros por segundo (unos 30Km/hora). A los 900 metros, aproximadamente, se perdió contacto visual. El ascenso se prolongó durante unos 72 minutos hasta alcanzar el punto de altura máximo, calculado en 30 kilómetros. A esta altura, a la cápsula con el iPhone y la cámara GoPro Hero le dio tiempo incluso para entrar en un leve estado de ingravidez poco antes de que las propiedades físicas del globo cedieran al empuje y expansión de los átomos de helio, debido a la baja presión. Se estima que el aeróstato se rompió cuando su diámetro alcanzó los 6 metros. En ese momento, una paracaídas se activó y empezó la caída libre, experimentando teléfono y cámara velocidades de hasta 240Km/hora (recordemos que con paracaídas) El descenso se completó con un «aterrizaje» relativamente limpio en un árbol, a 50 kilómetros al norte del punto de partida. Geissbühler dio con el punto gracias a un GPS receptor de la señal mandada por el iPhone 4.
Vídeo impresionante
Una vez recuperada la cámara GoPro Hero, sana y salva, el fotógrafo extrajo el vídeo resultante. Parece ser que la batería de ésta se agotó tras 100 minutos de grabación, justo dos minutos antes de acabar en la copa del árbol. Del vídeo se han extraído imágenes muy impactantes e increíbles, sobre todo aquellas tomadas desde la estratosfera, donde se pueden apreciar el contraste de colores de la atmósfera y la oscuridad e inmensidad del espacio. No menos impactantes son las que dejan ver la curvatura de la Tierra. Y como bien argumenta el dicho «mejor una imagen que mil palabras», os recomendamos que reproduzcáis el resumen del vídeo de este emocionante viaje que ya ha sobrepasado el millón de visitas desde que los protagonistas lo colgaran el 17 de septiembre. Lamentablemente, el vídeo completo de 100 minutos solo está disponible desde la página del autor previo pago. No obstante, alguno ya se las habrá ingeniado para distribuirlo íntegro y gratuito.
Homemade Spacecraft from Luke Geissbuhler on Vimeo.